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Ocho

Entre los Ocho, muchos tienen una debilidad por la teatralidad, por lo que en sus visitas oficiales solían montar caballos blancos, emplear largas túnicas negras y hablar de forma ominosa.

Los Ocho Antiguos, también conocidos como los Antiguos Dioses de la Naturaleza, son deidades que durante mucho tiempo convivieron con los elfos. Fueron, a su vez, los primeros seres conscientes en caminar en la tierra, pero no fueron ellos los responsables de crearla. A espaldas de sus creaciones han hablado de la posibilidad de la existencia de un noveno, pero a ninguno le agrada hablar sobre el tema y lo evaden cada cual a su modo. Se recuerda que cuando aparecían en las cortes de los elfos por motivos oficiales, todos solían llevar largas túnicas negras y capuchas del mismo color, aunque aún quedan algunos retratos y estatuas basadas en el aspecto que solían adoptar para interactuar a diario con los elfos.

Se dice que el camino a la morada de los Antiguos desde nuestro mundo es a través de un tronco hueco, tema sobre el cual hay varios cuentos e historias.

Dioses

Fenrir

Fenrir

Los dones dados por Fenrir se celebran en el Amanecer Naciente, ante el equinoccio de Primavera.

Este dios es quien gobierna sobre los seres vivos que aparentemente carecen de consciencia, y es el único capaz de interpretar sus voluntades, ya que él fue quien les dio una capacidad de razonamiento completamente diferente a la de los elfos o cualquier otro tipo de ser. Esto implica que protege tanto a la fauna como a la flora que puebla el planeta, a pesar de ser conocido como el Dios de las Bestias. Es generalmente un dios animoso y con mucho espíritu a la hora de entretenerse, pero que defenderá con fiereza y hasta la muerte a sus protegidos.

Fenrir tiene la capacidad de transformarse en lobo, por lo que muchas veces es asociado con la Casa de la Luna y también se lo conoce como Dios Lobo. A pesar de que no tienen ningún vínculo en particular con los licántropos, es muy respetado dentro de esta Casa ya que se considera que es quien protege la mitad animal de sus miembros. Por su parte el dios les guarda un cierto afecto, ya que el primer licántropo era originalmente un lobo y cree que buena parte de los miembros de esta Casa se merecen su protección.

Favorece a quienes honran lo que toman de la naturaleza para sobrevivir, por lo que las ofrendas a este dios suelen consistir en los huesos de presas tomadas para alimentarse u oraciones centradas en el ciclo de la vida. Sin embargo, la mejor forma de honrar a este dios es nombrando una breve plegaria al tomar algo de la naturaleza para sustentar la vida propia.

Daleesh

Daleesh

Las bendiciones de Daleesh se celebran en el Amanecer Naciente, ante el equinoccio de Primavera.

Esta diosa es quien dio origen a las Nueve Magias, y las domina a todas a la perfección. Donde los elfos sólo pueden curar o dañar la vida, ella puede crear pequeños animales. Donde los demonios son capaces de trasladarse entre sombras existentes, ella las crea. Fue quien proveyó gran parte del poder necesario para crear los aspectos físicos del mundo existente, y por eso se la conoce como la Madre o Creadora.

Bondadosa con quienes respetan sus decisiones, Daleesh siempre fue una diosa muy cercana a los elfos. Sin embargo, fue ella quien ordenó junto a Sino que encerraran buena parte de su magia en la Corona, y ella será la primera en responder si alguien atenta contra este dictamen.

Es conocida por su rivalidad con Amynae, la Diosa de la Muerte, pero Daleesh se da por desentendida de ese conflicto. Los aprendices de magias suelen ofrendarle pequeños objetos creados con sus habilidades buscando su favor, detalle que ella tiende a recompensar con creces desde su oculto hogar.

Amynae

Amynae

Las gracias de Amynae se celebran en el Atardecer Eterno, ante el equinoccio de Otoño.

Esta diosa es voluble y drástica. Es capaz de quitar vidas y devolver almas desde el Reino de los Espíritus, además de responsable de guardar las puertas de dicho reino con su poder y sus bestias. Siempre guardó recelos de Daleesh, la diosa de la magia, que podía crear seres vivos por su cuenta. Fue este sentimiento de envidia el que la llevó a transformar algunos seres vivos en aberraciones y tomarlos por siervos.

Usualmente fría y traicionera, Amynae es una diosa con la que la mayor parte de los seres no osan meterse. Una vez hace ya miles de años supo estar enamorada de un elfo llamado Merren, y se dice que fue una época muy cordial y tranquila para los demás dioses. Sin embargo a ella se le ocurrió poner el amor de Remmen a prueba tomando la forma de una elfa que él conocía, y mediante engaños lo sedujo bajo esa forma. El elfo cayó en sus engaños, aunque más apropiado sería decir que fue arrastrado contra su voluntad. Ella finalmente reveló su verdadera forma y, conteniendo su ira, condenó a Remmen a ser su siervo y vagar por la tierra juntando almas para seguir vivo.

Solía detestar a los ángeles, ya que eran creados por almas robadas del Reino de los Espíritus. Sin embargo, tras el acuerdo con Azrael, su odio se ha aplacado.

Geroth

Geroth

Los dones dados por Geroth se celebran en la Noche Ardiente, ante el solsticio de verano.

Este dios siempre se mantuvo alejado de los demás, ya que no siente que comparte mucho en común con ellos más que las creaciones a las que han dado vida. Gobierna el reino de los sueños y las mentes de los seres creados por él y sus pares, además de ser maestro de las ilusiones. Si bien no puede hacer magia, sus ilusiones pueden ser tan poderosas que pueden inflingir daño o influir fuertemente en quienes las presencian. Los otros dioses le temen por esto ya que saben que si él así lo decidiera podría engañarlos a todos, y a veces dudan de si en verdad no lo ha hecho.

Geroth lleva en su piel tatuajes que son conocidos por nunca tener el mismo aspecto dos veces. Esos tatuajes tienen la capacidad de cobrar vida y convertirse en seres que lo protegen o atacan a quienes le ofenden. Es común que todos los príncipes y nobles de las razas -hasta aquellos que no se cuidan de buscar los favores de otros dioses- presenten ofrendas a Geroth, ya que saben que es uno de los dioses a los que más le gusta jugar con sus creaciones y a su vez, uno de los más peligrosos.

Se lo conoce como el Dios Silencioso, ya que generalmente no emite palabra y deja que las bestias que surgen de su piel hablen por él. Además, la forma de realizar una ofrenda a Geroth es en el santuario de alguna de las Casas de las razas, manteniéndote en silencio mientras te cortas un dibujo en la piel...

Misirrin

Misirrin

Los dones dados por Misirrin se celebran en la Noche Ardiente, ante el solsticio de verano.

Esta risible y alegre deidad gobierna sobre los corazones, y por lo tanto sobre las voluntades, de los seres que ella y sus pares han creado. Es capaz de cambiar por completo el parecer de alguien con tan sólo un susurro al oído. Es muy respetada por los demás dioses a pesar de no ser capaz de utilizar sus dones sobre ellos, ya que de todos modos ella podría movilizar a todos los seres alguna vez creados de así quererlo.

Es conocida por tener una inmensa colección de máscaras de todo tipo. Cada máscara le confiere habilidades diferentes, y mejora sus capacidades sobre diferentes áreas de los corazones de los seres. Quienquiera que use una máscara de Missirin puede hacer uso de las magias que esta guarde, pero su efecto nunca será ni la mitad del resultado que la diosa puede obtener con la misma máscara y todo tenderá a desenvolverse mal.

Misirrin es la hermana de Quirrigen, el Antiguo Dios de los Ingenios y las Creaciones. Comparte con él una cierta curiosidad por los humanos, además de la habilidad de diseñar ardides y trucos con facilidad.

Quirrigen

Quirrigen

Los dones dados por Quirrigen se celebran en el Día Más Brillante, ante el solsticio de invierno.

Este dios domina las creaciones artificiales de los seres que pueblan el mundo. Es quien da origen a la creatividad tanto artística como mecánica, quien da esa chispa inspiracional necesaria a quienes trabajan diseñando ingenios de todo tipo. Es un dios astuto y agudo, que suele divertirse haciendo aparecer cosas que no estaban allí en trabajos en proceso de creación de sus fieles. Se lo conoce como uno de los más alegres de los dioses, a la par de su hermana, Misirrin, y de Fenrir.

Quirrigen es quien creó las máscaras de su hermana, aunque fue ella quien les imbuyó poder. Es también quien ha hecho las armas de las valquirias de Amynae, y la armadura de Fenrir. Todos los dioses le deben algo, ya que por más que no se llevara bien con tal o cual siempre los ayudó en tiempos de necesidad. De todos modos, desarrolló un ejército de seres metálicos con vida propia que sólo obedece sus órdenes a escondidas de los demás dioses, a sabiendas de que llegaría el día en que sus opiniones sobre algunos temas le confrontarían a los demás.

Durante los últimos años se ha esforzado más y más para intentar lograr que los humanos logren avances de tecnología que eviten la destrucción de su planeta. Sin embargo, por más que logró que descubrieran todo tipo de formas de salvarse, sabe que no están empleándolas, y eso lo mantiene sumido en un profundo pesar.

Sino

Sino

Las gracias de Sino se celebran en el Atardecer Eterno, ante el equinoccio de Otoño.

Sino siempre fue, de todos los dioses, el más cauteloso. No intervino en la mayor parte de las querellas que hubieron entre sus pares, salvo cuando su mayor tesoro, el destino, estaba en juego. Él decide y protege los destinos de cada ser, y aunque es posible modificar las tramas que él otorga, Sino siempre se las arregla para que todo se dé como él lo desea. Él es quien crea los Designios, marcas particulares e imborrables en las almas de todos los seres que los llevan por los caminos que él desea que anden: rasgos de sus personalidades, actitudes, lazos con otras almas, etc.

Es conocido en general por ser un dios que no tiene muchos ánimos de inmiscuirse en las nimiedades de los conflictos entre las razas, pero lo que de verdad le enerva es el hecho de que los humanos se hayan alejado de los elfos. No era algo que él tuviera planeado, no era algo que él aprobara, y por sobre todas las cosas, no era algo que él hubiera decidido. Y aún así, sucedió. Es por eso que guarda un profundo rencor para con los humanos, y muchos adeptos a la exterminación o subyugación de los humanos entre las razas le rinden respeto a este dios.

Sino está encadenado a un libro que lleva a todas partes, donde ha escrito cómo debe ser todo y está señalado cada error. Suele ser considerado como un hermano de Talethray, Dios del Tiempo, pero no están unidos por sangre. De todos modos, entre ellos también se tratan como hermanos, y sólo confían el uno en el otro.

Talethray

Tale

Los dones dados por Talethray se celebran en el Día Más Brillante, ante el solsticio de invierno.

El dios más desconocido y más ajeno a las razas, pero usualmente muy respetado. Es, al igual que Sino, uno de los responsables de mantener el orden en el mundo. Si Sino se dedica a determinar qué debe suceder, Talethray decide cuándo y en qué orden. Suele estar retando a los otros dioses y a quienquiera que se cruza por sus retrasos o por llegar demasiado temprano.

Es conocido por su constante malhumor. Siempre anda con prisas, y detesta que le pidan que cambie algo que sucedió en el pasado, dado que lo que sucede es trabajo de Sino y su deber es sólo mantener todo en el orden correcto. Los elfos tenían una muy buena relación con él antes de la creación de las razas, pero él se distanció a medida que estas fueron surgiendo. Al igual que Sino aborrece a los humanos, ya que son una alteración al Orden designado por el destino - y por ende, una alteración al Orden del propio Talethray.

Suele considerárselo como un hermano de Sino, pero no están unidos por sangre. Sin embargo, entre ellos también se tratan como hermanos, y sólo confían el uno en el otro.

La Última Bajada

Se llama Última Bajada al último contacto de los Antiguos con un rey elfo. Este encuentro tuvo lugar entre el rey Demathos Evenstall y el Antiguo del Destino, Sino. En la antigüedad, los dioses habían tomado por costumbre visitar a los reyes elfos de forma oficial al menos una vez al año, durante la celebración del año nuevo en el equinoccio de primavera. Se conocían a estos eventos como las Bajadas. Sin embargo, años antes de la Última Bajada se habían aislado sin dar explicación alguna a sus creaciones, es por eso que la Última Bajada sorprendió a muchos.

Durante este evento, Sino pidió en nombre de los Ocho que se establecieran las leyes que luego se desarrollarían con fines de limitar la existencia de nuevas razas: la penalización del mestizaje y la restricción de la gran magia de los elfos. Los otros antiguos no le habían pedido ni habían autorizado que hiciera ésto, es decir, Sino operó por su cuenta adjudicándose la palabra de sus pares. De todos modos, al regresar a enfrentarlos ellos acabaron aceptando que era lo mejor que podían hacer si su ausencia se prolongaba tanto como parecía que se prolongaría, y ninguno de ellos contradijo su decisión de allí en adelante.

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